Si alguna vez hubo dudas sobre la intención de los reguladores de hacer cumplir estrictamente las normas de juego responsable, los primeros tres meses de 2022 las disiparon. Este año, los operadores ya han acumulado más de 15 millones de libras esterlinas en multas por no cumplir con las regulaciones de juego responsable y no proteger a los jugadores en riesgo, casi la misma cantidad que se había acumulado en todo 2021. En 2019, a modo de comparación, la suma total de las sanciones por estas infracciones fue de 17 millones de libras esterlinas.
En otras palabras: las regulaciones por juego responsable están aquí para quedarse. Y la industria del juego tiene que hacerse a la idea. En primer lugar, porque un problema con el juego puede llegar a destrozar la vida de una persona, algo que nosotros, como sociedad, nunca debemos olvidar. Y segundo, practicar el juego socialmente responsable tiene más sentido financiero de lo que parece.
Una vista general del panorama de la industria revela tres niveles de madurez en lo que respecta al juego responsable:
Básico: Operadores que brindan a los jugadores la opción de autoexcluirse en cualquier momento. Este es el requisito más rudimentario en la mayoría de las regiones reguladas.
Competitivo: Operadores que exploran el comportamiento de los jugadores antes de autoexcluirse. La creación de un segmento de clientes autoexcluidos permite a los operadores identificar ciertos patrones sospechosos e intentar mitigarlos.
Avanzado: Operadores que implementan un algoritmo de aprendizaje automático que les ayuda a predecir qué jugadores es probable que estén en riesgo. Cuando se implementan modelos predictivos, no hay necesidad de tomar una decisión binaria manual sobre si restringir a un jugador; el sistema puede guiar al jugador a través de un viaje de juego responsable, que puede proporcionar contenido informativo y establecer límites antes de restringir al cliente.
Llevar a un jugador a través de un viaje de juego responsable como el descrito anteriormente tiene más sentido desde una perspectiva comercial. Pero muchos operadores aún dividen su departamento de marketing en dos equipos separados, Juego Responsable y CRM, con objetivos diferentes.
Mientras que el marketing de CRM tradicional crea viajes de jugadores que consisten solo en campañas promocionales para medir los ingresos netos incrementales del juego, los viajes de juego responsable se enfocan en contenido educativo e informativo que ayuda a los jugadores a adoptar comportamientos más saludables para medir el movimiento de jugadores de un nivel de riesgo a otro y la retención general.
La clave para resolver este conflicto de objetivos es la segmentación. Al segmentar a los jugadores en niveles en función de sus niveles de riesgo y ajustar la proporción de campaña informativa a promocional en consecuencia, los operadores pueden aumentar sus ingresos al tiempo que implementan prácticas socialmente más responsables.
La mejor manera de hacerlo es utilizando plataformas de CRM avanzadas que permiten a los operadores crear fácilmente flujos de marketing, monitorear cómo los jugadores pasan de un nivel de riesgo a otro y ajustar sus estrategias de marketing (es decir, la relación entre información y promoción) según sea necesario.
Hacer todo esto a escala es un desafío, pero la inteligencia artificial puede ser la respuesta para todos los requisitos relacionados con el juego responsable en el futuro. Una vez identificados los jugadores en riesgo, por ejemplo, un algoritmo puede reasignarlos de forma autónoma al segmento apropiado, enfocándose en ajustar el comportamiento, comprender el problema y tomar medidas preventivas.
El mensaje principal detrás del juego responsable está claro: a veces, para el beneficio de todos los involucrados, es necesario dar un paso atrás para reajustar.
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